La historia de la familia Scandizzo de Rofrano en Argentina ya se remonta a la década de 1840 con el nacimiento de Michele Scandizzo de su padre Giuseppe. Michele tiene 11 hijos y un número infinito de progenie. Partiendo de Raùl, Graziella y Joseph subimos las ramas del árbol genealógico que trepa hasta 1680 … donde encontramos a Antonio Scandizzo y Anna Lettieri. Michele pierde a su esposa, Giovannella di Caterina, y permanece sola con un hijo. El advenimiento del Reino de Italia como un estado unitario, así como las relaciones radicalmente cambiantes entre los campesinos y el estado, también les permite emigrar al nuevo mundo. Michele está convencida de que debe hacer un cambio en su existencia y la de su hijo y él reserva su viaje a Argentina, donde llega en 1874 junto con otro Scandizzo, Gabriele, y se instalan en Chacabudo en la Ruta 7. Michele a un lado de la calle y Gabriele por el otro. Los dos son primos. Aquí los campesinos comienzan a hacer lo que hicieron bien. Michele y Gabriele compran la tierra en la que trabajan, lo que demuestra que llegan a Argentina con el dinero obtenido de la venta de propiedades que tienen en Rofrano y que al venderlas cortaron todos los puentes para un posible regreso a su tierra natal. Michele cultiva maíz y trigo y durante un período de unos diez años alcanza una buena posición económica, como se puede ver también en una foto familiar que nos ha llegado.
De hecho, Michele se vuelve a casar con Rosa Colombo, una italiana con la que amplía su familia con otros 10 niños además del que trae con él de Rofrano.
El noveno hijo de Michele es Angelo Antonio, quien a su vez tiene dos hijos, Rosa Filomena y Aldo Ramón. Rosa tiene dos hijos, Graziella y Raùl y Aldo solo un hijo que es Joseph. Raùl tiene un hijo llamado Ignazio y Joseph tiene tres que se llaman Sebasatian, Michele y Estefania tenían de Lilibhet Garello. Joseph y Lilibhet ya tienen una gran cantidad de nietos a quienes se dedican casi a tiempo completo.
Este árbol genealógico es interesante, aunque incompleto, porque da la idea de cómo se articulan las raíces de una familia en una tierra que da espacio y amplía horizontes infinitos a lo largo del tiempo.
Angelo se casa con María Buonopera, y además de seguir cultivando la parte del campo heredada de su padre, establece un rebaño de vacas y abre una carnicería para vender carnes al por menor. Con el tiempo, compra un automóvil y también trabaja como taxista. María nació en Brasil durante el viaje de su madre de Italia a Argentina como migrante. Debido a problemas médicos, la madre tiene que bajarse del barco y, solo después de dar a luz, completa el resto del camino a la tierra a la que estaba destinada.
Los dos hijos de Angelo Aldo y Rosa emprenden carreras diferentes a las de los padres. Aldo se convierte en Comisionado de Seguridad Pública y Rosa estudia como maestra en Chacabuco.
Rosa tiene que mudarse a La Plata como internado a la edad de 13 años para completar sus estudios de maestría. Obtuvo su maestría allí y regresó a casa donde comenzó a enseñar en los distritos dispersos en la inmensa campiña de la provincia argentina. Pero su destino está en otra parte. Ella conoce a su esposo, Raùl Ibanez, quien se encarga de las entregas postales, se casa con él y regresa a La Plata, la ciudad que la ha visto convertirse en maestra y mujer. Enseña una escuela primaria durante más de 30 años y, al final de su carrera, se convierte en primer secretario y luego director. Además de continuar trabajando para el servicio postal, su esposo también comenzó una actividad en el campo del metal cromado. Rosa y Ellos tienen dos hijos, Graziella que sigue los pasos de su madre y se convierte en maestra, y Raùl su hijo, que estudia como contador y trabaja en la provincia de Buenos Aires. La carrera de Raùl lo lleva a la cima del sistema de control del sector fiscal de la provincia hasta que decide retirarse y continuar el negocio por su cuenta, lo que hace de todos modos con el tiempo, lo que le deja el trabajo principal.
Mientras tanto, la propiedad en Chacabuco alcanza las 120 hectáreas que, sin embargo, no se divide, sino que se confía a la administración de Joseph, aún genera ingresos, incluso si los herederos no conducen directamente el campo que todavía produce Mais, mientras que la producción de granos ha sido reemplazada por la de soja. Es un hermoso día en compañía de los primos Scandizzo (no encontramos conexiones entre mi familia y la suya) primero en su casa en el campo y por la noche en la ciudad de Chacabuco. Nos sumergimos en su historia pasada y presente. Abrazando a sus hijos y nietos, memorizamos sus recuerdos, descubrimos similitudes con un mundo demasiado lejano para poder dar evidencia histórica…
En resumen, es una catarsis colectiva que dejará signos evidentes en nosotros de que somos permeables a la humanidad que expresa incluso las emociones ancestrales.