Dieta mediterránea, del griego “estilo de vida” es un modelo nutricional inspirado en la alimentación de los países que se asoman al mar Mediterráneo. Angel Keys, epidemiólogo estadounidense, es el padre fundador. Además de ciudadano honorario del municipio de Pollica, rebautizada Minellea en honor a “Minn” su ciudad natal y de la cercana “Elea”, patria de los filósofos Parménides y Zenón. Justo en la localidad chilentana en efecto el científico llevó adelante por mas de 40 años los estudios sobre la Dieta Mediterránea.
En los Estados Unidos comprendió la relación entre regímenes alimentarios y cardiovasculares. Elaboró, así, un estudio comparativo de los regímenes alimentarios: The Seven Countries Study. Confrontó 14 sujetos, de edad comprendida entre los 40 y los 59 años en 7 países de 3 continentes (Finlandia, Japón, Grecia, Italia, Holanda, Estados Unidos y Yugoslavia). Surgió que entre las poblaciones del Mediterráneo -que se alimentan de pasta, pescado, productos hortofrutícolas y aceite de oliva- la tasa de mortalidad por cardiopatía isquémica era mucho más baja respecto a países como Finlandia, donde el régimen alimentario incluye grasas saturadas (manteca, grasas, carnes rojas).
La pirámide, subdividida en 3 partes, es el modelo grafico para visualizar las singulares reglas de la alimentación mediterránea. Los alimentos ubicados en la parte inferior son necesarios en un consumo cotidiano: fruta, verdura, cereales (preferentemente aquellos integrales), legumbres (optima fuente de proteínas vegetales) y nueces (ricas en antioxidantes). También aceite de oliva, leche y yogurt. Aquellos en la parte central se prevén en un consumo semanal, porque son de origen animal: pescado, carnes blancas, huevos, quesos (sobre todo aquellos frescos). En el vértice, para consumir con moderación: carnes rojas, azucares, por ejemplo, dulces, salsas, grasas animales (manteca). Completan la pirámide algunas simples reglas: hacer cotidianamente actividad física; preferir productos de estación; beber mucha agua; alternar colores y variedad de hortalizas y fruta; utilizar hierbas y especias para reducir el agregado de sal; limitar el consumo de alcohol (si bien al vino tinto se le reconocen algunos beneficios).
El reducido aporte de azucares y grasas saturadas es determinante en la prevención de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, obesidad, depresión. La DM es un óptimo aliado también para prevenir enfermedades degenerativas, como el Alzheimer, Parkinson y CLA. Sus efectos son una ayuda valida también contra las enfermedades metabólicas, la carencia de vitaminas y una ayuda contra los riesgos de infarto.
Entre los alimentos nutritivos, el olivo -única grasa contemplada por la dieta- es una planta que tiene las raíces profundas y que se sitúa en la base de nuestro patrimonio. Identificada como “planta medicinal” por los aceites y por la composición de sustancias. El olivo, consumido conscientemente, es un alimento funcional por los beneficios anticancerígenos; contra la aparición de enfermedades cardiovasculares y neoclásicas; contra las enfermedades de la edad y reduce el numero de muertes. Además, actúa también como antinflamatorio y quimioterapéutico. Algunos estudios lo comparan con la leche materna o con las propiedades del ibuprofeno. También alimentos como el zapallo, arándanos, chocolate fundido son aconsejables por inhibir la formación del estrés occidente, responsable de los daños al sistema nervioso. Las mismas hierbas espontaneas que crecen, siguen ritmos biológicos naturales conteniendo más sales minerales, vitaminas y fibras que aquellas cultivadas.
Se ha visto como, seleccionándola se encuentre también beneficios económicos: reducción del gasto sanitario, porque mejora el estado de salud, reducción de los gastos familiares, porque se privilegian los productos de estación; valorización de las haciendas de las regiones mediterráneas, porque la demanda de productos naturales, crea ganancias y ocupación; finalmente, valorización de la oferta agro-eno-gastronómica de nuestros territorios, contribuyendo a la desestacionalización.
Los alimentos no son solo una mezcla de componentes estructurales y energéticos, sino también un conjunto de moléculas activas. El alimento no es solo nutrición, abraza identidad y tradición. Porque se transmite de generación en generación favoreciendo el dialogo entre pueblos y la interacción social. Hablamos de “Sharing Diet”, es decir la dieta de la condivision que pone en el centro de todo, la salud del individuo, la del ambiente y la de la comunidad. La elección de un estilo de vida sano permite al alimento de transformarse en un fármaco. No es casualidad si ya en los tiempos de Hipócrates resonaba esta expresión: “haz que el alimento sea tu medicina y que la medicina sea tu alimento”.
(en celeste) Prevención para hacerse mediante la inserción de un adecuado aporte calórico entre carbohidratos, proteínas y grasas saturadas, dado que cada alimento contiene la justa dosis de principios activos. Por lo tanto, el elevado aporte vitamínico, el efecto antioxidante y el contenido de niveles glucémicos y de colesterol de la sangre permite al ser humano vivir bien y con salud. El modelo mediterráneo, por ello, se transforma también en el régimen del futuro. Se piensa que en China se instaura cátedras de Dieta Mediterránea. Delegaciones de estudiosos llegan a Italia para aprender sus secretos y divulgarlos.
La dieta mediterránea, además que del bienestar es un aliado del ambiente. Invirtiendo la pirámide, en efecto, se obtiene una pirámide ambiental. Los alimentos de los cuales se aconseja un mayor uso son los mismos que determinan un menor impacto ambiental. Respetar la estacionalidad de los productos impone observar los tiempos de la naturaleza, de enriquecer y diversificar los cultivos, de preferir prácticas de agricultura biológica.
Por lo tanto, de preservar la biodiversidad. Elegirla no solo equivale a incorporar un verdadero fármaco natural sino también a mantener vivo el extraordinario patrimonio de la humanidad. No por casualidad, en el 2010 la Unesco la ha declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.