El mar siempre ha sido visto por nuestros antepasados, como lo contó Homero, que estableció muchos de los eventos relacionados con los vagabundeos de Ulises en la Odisea, y Virgilio, que trazó las costas del mar Tirreno hasta Enea. en la desembocadura del Tíber, e innumerables otras historias y leyendas.
Es nuestro mar el que es diferente del “Mare Nostrum” que Roma hizo suyo en siglos de guerras interminables.
Es el mar Mediterráneo que tanto ha jugado, ha tenido y tendrá en la vida de aquellos que han tenido la suerte de vivir su vida a lo largo de las costas que lo convierten en su banco.
Hemos cambiado a lo largo de milenios, la costa se ha transformado por méritos o deméritos del hombre, pero la extensión infinita que se extiende hasta donde alcanza la vista siempre está ahí, que se rompe y refracta en el intento, exitoso, de hacerse espacio para sí mismo; en la vida de las personas que han vivido allí desde los albores del tiempo.
El segundo número de “patrimonio” UNICO, en estas páginas se cuenta cómo nuestro mar sigue siendo hoy el protagonista de nuestras vidas a pesar de que las actividades naturales más adecuadas para su naturaleza (pesca y transporte) ahora se reducen al mínimo.
Los premios obtenidos con las banderas azules que indican que las aguas que bañan nuestras costas y muchas otras en Italia son limpias, cristalinas y de baño. A decir verdad, han sido durante millones de años, tanto los nuestros como todos los del planeta, pero en el mundo en que vivimos esta “banalidad” se ha convertido en un factor que hace que los países que yacen allí sean lugares codiciados por quienes practican el turismo de playa.
Es por eso que exaltar a los municipios, y con ellos a los ciudadanos que viven allí, es algo bueno y correcto en un informe: bueno, porque si prestas un servicio a aquellos que eligen los lugares, seguramente pasarán sus vacaciones de forma limpia y puedes bañarte en aguas cristalinas; ¡solo porque se les da crédito a los administradores y administrados para que vivan en un lugar que les importa tanto por la calidad de su vida diaria como por aquellos que vienen del extranjero!
Decirle a nuestro mar el mar, que durante siglos fue el espacio más allá del cual había lo desconocido, coincidiendo con el 50 aniversario del alunizaje del hombre, es una forma de recordarnos a nosotros mismos y a quienes vendrá que siempre hay algo por descubrir más allá del horizonte que se nos permite examinar. Hacerlo con respeto será útil tanto en el lugar donde llegas como en el puerto desde el que comienzas.
¡Por supuesto que el mar también puede ser terrible, incontrolable, incluso “asesino”! Y los faros no son suficientes, las cuevas excavadas en la costa no son necesarias, los SOS lanzados por los botes a la deriva son inútiles … está en su naturaleza hacer masacres de hombres y cosas. Pero el hombre, consciente de estos peligros, ha dictado la “ley del mar” que también permite rescatar al enemigo más amargo si, desarmado, está a merced de las olas.
Desafortunadamente, como ha sucedido en tantas otras ocasiones en el pasado, la humanidad necesita ser reafirmada también en el mar porque alguien ha pensado “mal” en suspender la ley de la vida para dictar una de muerte …