El apego de Sinforosa a su tierra natal es fuerte, pero el reconocimiento hacia la nación que acoge y encamina a una familia que en la tierra de los padres se siente separada del futuro es igualmente firme. El encuentro con Sinforosa Iuliano, llega a Argentina desde Roccadaspide, contrada Carretiello, en 1954 a la edad de 13 años. Sinforosa exuda carácter y un deseo de ser conocido. Es una mujer que logra transmitir bien, porque se hace pasar por el “sueño” argentino que tantos inmigrantes viven desde el primer momento tras la decisión de los padres de apostar por un futuro mejor en el extranjero. Hay un prólogo de la entrevista cuando Sinforosa, que lleva el nombre de la patrona de la ciudad de Roccadaspide, cuenta una historia un poco diferente de la que conocemos sobre la vida de la santa, de San Getulio, su esposo y ella. niños, todos mártires cristianos víctimas de la persecución romana. Para Assunta, la patrona de Roccadaspide sufrió su martirio en la ciudad en el acantilado donde el castillo de Filomarino todavía se encuentra hoy…
El primero en comenzar en 1950 es su padre Giuseppe, que acaba de regresar de la guerra colonial en África, donde contrajo la malaria, porque él mismo no cree que la Segunda Guerra Mundial haya sido la última guerra del siglo XX. A Giuseppe le gustaría emigrar a Somalia o Etiopía, pero la determinación de su esposa de no seguirlo a África lo hace cambiar de opinión y, de mutuo acuerdo, optan por Argentina, que en ese momento atrae a personas de Europa.
“Bendita sea esa decisión y Argentina, que se ha convertido en nuestra segunda patria, y nos ha dado la oportunidad de ser sus hijos”. En estas palabras de Sinforosanna, parece que escucho nuevamente los pensamientos de Blas Pingaro que, en cada página de su libro, “El Inmigrante Desconocido” no deja de exaltar sus agradecidos sentimientos hacia su nueva patria.
Joseph sale, el día de la sagrada Ascensión, de Nápoles a bordo de un barco mercante. En Buenos Aires, el emigrante Rocchese llega el 13 de junio en el día de San Antonio. Encuentra hospitalidad en el hotel de los emigrantes y, después de tres días, lo envían a trabajar como asistente de albañil. En 1954, un acuerdo entre Italia y Argentina, encargado por Perón, facilita la reunificación de las familias que quedan en Italia con sus seres queridos, casi siempre esposos y padres. Asumió parte con su madre, Filomena Coviello, y sus hermanos, Francesco y Giovanni. Antes de abordar el barco, el Conde Grande, que parte de Nápoles, toda la familia se somete a un examen médico en Génova. Mientras tanto, Giuseppe se encuentra con un aldeano que tiene el apellido de D’Ambrogio que lo ayuda a encajar y construir una pequeña casa para acomodar a la familia. El primer día de clases, la maestra que toma la mano y se acompaña en la clase de Sinforosa se llama Gela De Ambrosis, la otra que enseñó en la clase a la que está destinada su hermano Alicia Burdos.
La experiencia escolar de Assunta y su hermano comienza con el canto del himno nacional para la inauguración del año escolar. Al escuchar el himno, ella entiende una frase que la entristece “… juramos morir con gloria por el país …” ¡la joven Assunta, que salió de Italia para escapar de una posible nueva guerra, permanece de piedra frente a un compromiso tan solemne! Abraza a su hermano y llora. La maestra la calma y la acompaña en el aula.
Permanece en la misma escuela durante 4 años con cierta dificultad en el idioma en los primeros días, pero en matemáticas va muy bien. Escribió en la escuela secundaria y luego en la universidad donde se graduó en bioquímica en la universidad.
Trabaja en el hospital y también abre un laboratorio privado. Lleva seis años retirado y disfruta de la vida. Hoy tiene 76 años y se viste muy bien y no los oculta. Assunta, al escuchar el apellido de Gina, Chiacchiaro, recuerda que su padre siempre hablaba de un amigo suyo llamado Antonio Chiacchiaro, tío de Gina. Assunta se casa con Paolo Pavone. Lo conoció en su casa donde trabajaba como modista para mujeres que cosían vestidos de novia junto con su madre, que ya practicaba la misma actividad en Roccadaspide antes de irse. La cuñada de Paolo ordena el vestido de Assunta. Acompañándola en los ensayos del vestido está el futuro novio de Assunta esperando en el auto a que su cuñada ensaye su vestido. Mamá, como hace mucho frío, invita al futuro yerno a la casa a tomar un café. Es prácticamente amor a primera vista. Empiezan a salir. Van al cine, al teatro … siempre acompañados por alguien de la familia. Los dos descubren que tienen afinidades “electivas” y están hechos el uno para el otro. La madre hace las recomendaciones para usar en Roccadaspide “abre bien los ojos y cierra el …”
En unos meses se casan y tienen un hijo, Pablo Santiago, quien a su vez le da a Assunta un nieto.
Di Roccadaspide recuerda la diferencia entre los que viven en la “ciudad” y los que viven en el “campo”. Assunta ya se siente “campesina” antes de partir hacia América. Desde Roccadaspide traería a Argentina la tierra, Tempa a la casa, desde donde vemos un hermoso panorama: las montañas Alburni y todo el Valle del Calore, así como la llanura del Sele. Assunta recuerda estar sentada bajo un viejo roble mientras admiraba un horizonte que le abre el corazón. El apego de esta mujer a su tierra natal es fuerte, pero el reconocimiento hacia la Argentina de la nación que acoge y pone en camino a una familia que en la tierra de los padres se siente aislada del futuro es igual de firme. Básicamente, es una historia compartida por muchos otros que se van a un destino desconocido porque la vida que ven por su lugar donde nacieron no ofrece caminos dignos de transitar. Con el signo de las secuelas, muchos pueden testificar que la predicción hecha en ese momento es demasiado pesimista, pero también es cierto que aquellos que eligen mudarse a otros países en el período de posguerra dejan mucho más espacio para aquellos que, aunque solo sean por inercia, no tienen el coraje de poner en juego lo poco que es seguro tanto que es indefinido y la mayoría no lo entiende fácilmente.
¿Cuántos de nosotros vamos a menudo a esos lugares espléndidos y, independientemente del paisaje, permanecemos inmersos en los pequeños eventos diarios sin prestar atención a la “poesía” que, como en Assunta, los lugares cantan para la humanidad que vive allí?